Menorca no es una isla para recorrerla corriendo. No lo ha sido nunca. Aquí, el tiempo tiene otro ritmo, el viento cambia los planes, el mar te atrapa, y la luz del atardecer te obliga a parar.
A veces, vemos cómo muchos visitantes vienen con el plan trazado de punta a punta, con rutas interminables, con alarmas en el móvil para no perderse nada... y acaban viendo todo, pero viviendo poco. Desde ACG Cars queremos proponerte otra manera de descubrir Menorca. Un camino más cercano, más humano. Que empiece cuando bajas del avión, recoges el coche en el mismo aeropuerto, sin colas ni complicaciones… y desde ahí, empieza lo bueno.
Día 1: Llegar, conducir y dejarse llevar
Si llegas por la mañana, ¿por qué no poner rumbo directo a Es Grau? Es un rincón auténtico, de esos que aún huelen a verano de infancia. Un pueblo sin pretensiones, con una playa tranquila, ideal para tumbarse un rato, flotar en el agua o simplemente mirar al horizonte. Allí ya puedes empezar a respirar Menorca.
Y después, sin prisa, tomar algo en el bar del pueblo, mojar pan en el aceite de un buen tomate menorquín, y ver cómo los niños aún juegan como antes, con cubo y pala.
Día 2: Playas con historia, agua salada y un paseo por Ciutadella
Por la mañana, Cala en Brut. No hay arena, pero sí plataformas y escaleras al mar, perfectas para un baño largo y para lanzarte como si volvieras a tener quince años. Lleva un equipo de snorkel. Y ganas de quedarte un rato más.
Al mediodía, dirígete a Ciutadella. Aparcar puede ser un reto (recomendamos seguir las indicaciones del puerto antiguo donde hay zonas de aparcamiento) pero cuando logras dejar el coche y caminas por el casco antiguo, todo se compensa. Encuentra una sombra, siéntate a comer, y deja que la ciudad te hable.
Y por la tarde, si aún tienes energía, conduce hasta Cala Morell. Una playa distinta, de vistas que te paran. El mar allí tiene otro tono.
Día 3: Pan con sobrasada y un puerto que huele a sal
Hoy toca frenar. Desayunar en Es Mercadal, en una panadería del centro. Pide una ensaimada o una coca salada con sobrasada.
Después, sube al coche y sube hasta Fornells. El puerto es una postal. Alquila un kayak, cruza la bahía, y descubre rincones que solo se alcanzan desde el mar.
A la vuelta, báñate, si aún tienes energía y ganas de descubrir una zona que te encantará, dirígete a Cavalleria, una cala que junto a su faro hace que puedas disfrutar de una puesta de sol inigualable.
Por la noche, deja que la isla te sorprenda
Después de un día entre calas y caminos, la isla cambia de tono. No hace falta correr: solo conducir con calma y dejar que el atardecer decida.
Si estás por Ciutadella, puedes acercarte a Cala Blanca o Cap d’Artrutx. Se aparca fácil, hay sitio para caminar, y el cielo se tiñe de naranja justo encima del mar.
Si estás más cerca de Mahón, conduce hasta Cavalleria o ve directo a Cales Fonts. Pasea por el puerto, cena con vistas y piérdete entre los puestos del mercadillo artesanal.
No hace falta correr para ver Menorca. La isla ya te está esperando. Solo tienes que conducir, respirar y disfrutar.
Y si empiezas el viaje con nosotros, con un coche sin sorpresas, sin esperas, sin cargos extra… ya llevas medio camino hecho.
Nos vemos en el aeropuerto.
Nos vemos en Menorca.
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